Nunca es tarde para vivir primeras veces

Cerca de los 50, me convertí en triatleta.

Después de los 40, asumí que mi rendimiento deportivo solo iría en declive. Hasta que una pregunta me sacudió: ¿y si en lugar de estar perdiendo, estuviera desperdiciando mi verdadero potencial?

Diez años sin logros. Me sentía muerto. Hace unos meses empecé a nadar nuevamente, después de muchísimos años. Fue un renacer deportivo. Cada mes que pasaba iba escalando en volumen de entrenamiento para sentir que aún podía ponerme metas “imposibles”. Sumé entrenamientos en bicicleta y corriendo. 

Ya estaba en condiciones de poner la meta, pero tenía un bloqueo mental. Estaba haciendo todo lo necesario para poder correr un triatlón, pero no me decidía. Hasta que me di cuenta que se acercaban los 50 años y si no me decidía, tal vez nunca lo haga. A su vez el algoritmo de las redes sociales me empezó a espetar casos mundiales de personas de 60 a 80 años con logros deportivos increíbles. No hubo manera de eludir el sentimiento de arrepentimiento futuro si no definía una meta importante.   

También venía registrando mis entrenamientos. Y a la vez, empezando a escribir. Todo fue calzando como un rompecabezas en mis creencias y decisiones. Así surgió el Sistema de las X, Como vivir en 4K y Potenciar tu energía. Cada actividad diaria fue componiendo sobre las anteriores.  

Arrancó el 2025 y ya lanzado en entrenamiento y reprogramación mental, me anoté en un Triatlón Sprint. También debía actualizar y encarnar esa identificación de “atleta” que empecé a difundir en redes. SER atleta no es lo mismo que HACER deporte. Va mucho más allá, porque es un compromiso perpetuo. Es un estilo de vida que no depende de motivaciones efímeras o voluntad con fuerza bruta para salir TODOS los días a entrenar.

Cuando todo se define: el día de la verdad

No importa cuánto entrenaste, cuántas veces te caíste o cuánto sufriste para llegar hasta acá. Hoy es el día en que todo se pone a prueba.

La batalla tuvo como escenario el barrio Nordelta. La carrera en Tandil se había pospuesto por mal pronóstico climático. Rápido de reflejos me anoté en esta que era el mismo día. 

La noche anterior fue un descanso entrecortado. La adrenalina ya había invadido el cuerpo Me levanté pensando: “Hoy es la carrera… Rey”. Hice todo lo que debía. Ya había entrenado como esclavo juntando cruces de cumplimiento diario. 52 días de entrenamiento ininterrumpidos desde el 1 de enero. Un hábito irrompible que fue componiendo músculos y una confianza inimaginados. Aclaro que fueron 6 meses de entrenamiento casi diario.  

Con bicicleta y equipo preparado para la transición se hizo la preparación para la largada. La laguna estaba divina de temperatura. Pero oscura. Un ambiente desconocido. Pero confiaba en mi instinto de guardavidas para adaptarme sin problemas. Visualización y palabras finales para la cuenta regresiva. Deseos de fuerza y coraje con mi hermano ya listos para salir. 

Pitido de largada. Adrenalina a tope. Cada brazada era un paso hacia mi mejor versión. La batalla más íntima e importante de todas. Salí rápido pero controlado para adaptarme al agua. Y no sufrir golpes con otros corredores. Busqué mi ritmo con dirección. Fui cambiando entre crol y pecho para variar esfuerzos y visualizar dirección (no hay pileta con línea en el fondo ni andariveles de guía). Me sentí fuerte y en control de ritmo, buscando no pasarme de vueltas y guardar energía para las otras disciplinas.

Salí del agua sin contratiempos, sin mareo y a paso firme hacia el parque de bicicletas. Creo que estaba a mitad de pelotón. Sabía que el nado era uno de mis fuertes.

La estrategia general fue correr a mi ritmo buscando picos a mitad de cada disciplina. Haciendo transiciones suaves pero rápidas. Y escuchando a mi cuerpo para optimizar recursos y expectativas.  

Fue raro subirme a la bici después de nadar. No lo había practicado nunca. Me tomó varios minutos sentirme cómodo. Pero le di tiempo al cuerpo. Una vez en ritmo busqué tramos para acercarme a mi límite de frecuencia cardíaca pedaleando firme. Varios me pasaron (estaba previsto). Pero mantuve bastante mi posición. Sentí las piernas cansadas y con dolor, pero con energía para la etapa final.

Transición rápida y sin problemas para la corrida final. Gemelos cargados, así que corrí a bajo ritmo el primer kilómetro. Cuando me sentí en régimen empecé a subir el ritmo para llegar al límite. Mi hermano venía atrás pero nos cruzamos en las vueltas con deseos de fuerza. El kilómetro final fue a pura emoción. Últimos 100 metros con sprint final y el aliento de la gente y la familia. Se cruzó la línea de llegada muy firme con la frente alta. Luego llegó mi hermano para las felicitaciones mutuas. Juntada con la familia y fotos para el recuerdo inolvidables. Y medalla por la batalla ganada a mi yo más íntimo.

Luego de la excitación, me bajó el cansancio y terminé muerto… pero:

“Sentirte muriendo dando lo mejor, es la mejor forma de sentirte vivo”.

La realidad es que no hay edad para lograr lo que te propongas, hay vida. Ojalá me muera joven, lo más tarde posible. 

Objetivos cumplidos: 

  • Terminé la carrera.

  • Soy oficialmente triatleta.

  • Corrí con mi hermano Santiago.

  • Entrega de medalla para mi hijo (estaba prometida).

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La película en mi cabeza: cómo gané antes de empezar

La diferencia entre fracasar y superar límites empieza antes de la largada. En mi mente, ya había cruzado la meta.

Todo lo que leyeron del relato de la carrera fue escrito en su mayoría unos días antes. Fue una forma de canalizar la energía y entusiasmo que tenía por vivirla. Y también para concentrarse y visualizar el logro. La diferencia entre los que llegan y los que se quedan atrás no es el cuerpo, es la mente. Yo ya había corrido este triatlón 80 veces en mi cabeza mientras entrené los últimos 90 días. La mente siempre llega antes que el cuerpo. Y si la mente está lista… el cuerpo la sigue.

El gran final: cuando todo cobra sentido

Después de nadar, pedalear y correr… hay un momento donde todo se alinea. Esa fracción de segundo que justifica cada sacrificio.

Ver a un corredor en una foto de llegada se ve como un acto exitoso. La realidad es que para un atleta es como un día más de entrenamiento. Pero al límite de las capacidades corporales, mentales y emocionales. Es la frutilla del postre o el festejo de un estilo de vida saludable que establecí como hábito. 

Cuando tu sistema es tu estilo de vida no hay reto imposible. Mi sistema de las X fue tan exitoso para mi que hice un video para inmortalizar el momento.  

“La excelencia no es un acto, es un hábito”.

La meta (deseo) te da el norte y la dirección. El sistema (disciplina) te permite mantener el estilo de vida soñado.

Pasión que se hereda: cuando el deporte se vuelve un legado

No corro solo por mí. Lo que hago deja huella en quienes más quiero. Y eso vale más que cualquier medalla.

Cuando me anoté en el triatlón logré sumar a mi hermano Santiago que ya venía con entrenando. El apoyo familiar (mi mujer, mi hijo y mi cuñada) no tiene manera de describirse. 

Ya empezó el contagio del virus de la vida sana y deportiva con mi hijo.  

Cuerpo, mente y espíritu: el equilibrio del atleta

El rendimiento no es solo físico. La verdadera victoria llega cuando la cabeza, el corazón y las piernas van en sintonía.

Estoy tan entusiasmado con mi estilo de vida atlético que merece su total difusión. 

¿Por qué elegí estas tres disciplinas combinadas?

  • CAMINO DE LA DEPENDENCIA: Fue casi natural. Volví a nadar después de muchos años y ya estaba haciendo los tres deportes de manera habitual. No había tenido competencia de ciclismo individual, pero salté este paso para ir directo a una competencia de triatlón. 

  • FLEXIBILIDAD: tener tres deportes diferentes da flexibilidad de rutina diaria en cuanto a clima y compromisos laborales o familiares. 

  • COMPLEMENTARIEDAD: Ciclismo y correr tienen mucha carga de piernas. La natación es la más completa. Y además sin el impacto en articulaciones cuando corremos. Se genera una sinergia combinada que a nivel corporal y mental favorece buscar el máximo potencial humano. Creo que estoy en el mejor estado de mi vida. En todo sentido. De salud, estético, físico, mental y emocional.

  • MARCA: hacer tres disciplinas también encaja con mi marca personal en desarrollo para Aprender, Crear e Impactar. Ingeniero, Artista y Atleta. Nadador, Ciclista y Corredor. Todo combina en una trifecta perfecta que escala en un monopolio de desarrollo personal nunca imaginado.    

  • VERSATILIDAD: no se depende de terceros o un amigo para practicarlos. Aunque acompañado siempre suma para la motivación conjunta. 

  • MINIMALISMO: salir a la calle está a la mano para hacer ciclismo o correr. Calza muy bien con compromisos diarios. Se elimina mucho la fricción de los traslados. Y la logística del antes y después de la práctica.

El final está escrito, pero nadie lo sabe

Puedo imaginar cómo va a terminar, pero la historia se escribe en cada zancada.

Seguiré con mi estilo de vida sostenido y también con nuevas metas que irán escalando. Por ahora no se comentan para no drenar la energía que implica dedicarse a alcanzarlas.

El regalo inesperado: lo que el triatlón me dejó

Al final, lo más valioso no es el podio, ni la marca, ni la foto de llegada. Es eso que nunca vi venir y terminó cambiándolo todo. 

Hice un video resumen de la experiencia, donde expresé que hay que “creerlo para crearlo”.

Si ven varias fotos antes y después, estoy posando haciendo músculos. Además de las palabras positivas que uno se dice a sí mismo, también es muy importante la postura corporal para condicionar a la mente hacia el PODER. El sentimiento de que se puede lograr algo y el de sentirse poderoso. Son trucos de psicología positiva y lenguaje corporal que componen junto a todos los factores que influyen para alcanzar un desafío que parece imposible. 

En mi categoría de 40 a 49 años terminé 33 de 55. Y en la general 129 de 213 con un tiempo de 1 h 19´ 08´´. El rendimiento superó mis expectativas. Es más, estaba tan bien entrenado que volví a mi casa, cociné, lave ropa y jugué en la pileta con mi hijo. 

Más allá de la posición en la carrera hay otro logro, que es el de pertenecer a una élite deportiva en la que mucho menos del 1% de la población puede darse el lujo de pertenecer. Todo es cuestión de puntos de vista (y de mucho esfuerzo para la buena vida).  

¿Cuál es tu próxima “primera vez”? Contámelo en un comentario o compartilo con alguien que necesite este empujón.

Gracias por acompañarme en esta semana atlética. 

Micu (semana 2463). Viviendo cada semana como si fuera la más importante.

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