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Si lo podes Imaginar, es Real
Qué estoy aprendiendo este año como triatleta (porque no hay metas, hay procesos).

2 de noviembre de 2025. Palermo, Buenos Aires, Argentina.
Esta foto es un recuerdo.
Pero hace 11 meses, era solo una imagen en mi cabeza.
Un sueño que mi mente había vivido cientos de veces, esperando que mi cuerpo se atreviera a hacerlo realidad.
Hace unos meses, de hecho, escribí sobre por qué sentía que no necesitaba correr un medio Ironman. El proceso mental para pasar de esa idea a esta foto fue el verdadero entrenamiento.
La experiencia me marcó.
Y estas son las lecciones.
1. El dolor es la prueba de que estás vivo
Mi cuerpo terminó muerto. Hacía años que no sentía esta clase de dolor generalizado.
Pero lo asombroso del dolor es que te sacude.
Te grita que estás vivo.
Te recuerda que sos efímero.
Mucha gente le huye al dolor. Yo decidí correr hacia una dosis calculada. Un riesgo controlado.
Durante 11 meses, me preparé para poder disfrutar la carrera. No solo para sobrevivirla.
Tenía una estrategia. Un plan.
Porque no se trata de ser un loco. Se trata de ser un ingeniero, un atleta y un artista del propio cuerpo.
2. Para lograr lo imposible, necesitas un sistema
La gente pregunta: "¿Cómo encontrás 9 horas semanales para entrenar?".
La respuesta es simple: eliminás todo lo irrelevante.
Noticias: afuera.
Redes sociales: uso controlado.
Situaciones que drenan energía: contacto mínimo.
Entrenaba a primera hora. Cuando mi familia se levantaba los fines de semana, yo ya estaba volviendo. El equilibrio es parte del sistema.
Esto no te cansa más. Te da más energía.
Porque ordenás tu alimentación, tu descanso y entrás en un flujo natural. Es parte de lo que aprendí en el proceso de reprogramar mi cerebro en 365 días.
Me autoeduqué. Diseñé mi propio método.
El simple sistema de las X que algunos de ustedes ya están usando.
No necesité un equipo ni un entrenador que me dijera qué hacer.
El autoliderazgo es también autodiseño.

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3. El plan es perfecto, hasta que la realidad golpea
Tenía una estrategia de ritmo para llegar en 6h 30m.
Hice 6h 42m.
¿Qué “falló”? La vida.
El ritmo: Lo mantuve perfecto. Es fácil quemarse al principio, pero como expliqué en mi newsletter sobre el principio de ritmo en tiempo real, la gestión de la energía es todo. Llegué con resto al running.
La improvisación: No calculé 3 paradas técnicas al baño. Casi 4 litros de bebida y geles pasan factura. Tuve que parar camuflado en unos árboles en medio de Lugones. Ahí se fueron 6 minutos.
La adaptación: Los últimos 7 km fueron una tortura. Rodilla, tobillos, tendones. El cuerpo estaba al límite. La frecuencia cardíaca en zona naranja (160 ppm). El objetivo cambió: ya no era ir “rápido”. Era moverse. Lento, pero moverse.
El imponderable: 5% de probabilidad de lluvia. Obviamente, llovió. Me subí a la bici y se largó. Curvas con movimientos controlados, charcos, frío. Otro desafío no planificado.
El éxito no está en que el plan se cumpla.
Está en tu capacidad de adaptarte cuando se rompe.

4. El verdadero premio no es de metal
Me preguntaron: "¿Y qué premio te dan?".
Sonreí.
Te dan un pedazo de metal sin valor económico, pero con un valor simbólico infinito.
Esta medalla es la prueba de que no me traicioné.
Es el recuerdo de que un día lo imaginé, y lo concreté.
Es ver a tu familia apoyando tus locuras.
Esa emoción en la llegada, esas lágrimas contenidas, son el verdadero premio. Nadie te lo puede dar. Nadie te lo puede quitar. Es la confirmación de que estás construyendo un legado para la persona más importante: tu yo del futuro. Y para eso, como escribí una vez, tenés que anclarte a algo más grande que vos.

5. El límite real es una conversación con tu ego
En la carrera ves de todo.
Corredores mucho mayores que yo. Mujeres que me pasaban como si estuviera parado. Atletas con prótesis.
Ahí tu ego se desinfla.
Te das cuenta de que la mayoría es gente común haciendo cosas extraordinarias.
El promedio de edad en estas carreras es de 42 años. La categoría con más inscriptos es la de 45-49. Hace poco, una mujer de 80 años completó su primer Ironman full en Hawaii (empezó a entrenar a los 60 años).
Hablame de límites ahora.
El verdadero peligro no es el fracaso. Es que el éxito infle tu ego. Que esto se vuelva una adicción disfrazada de "saludable". Los deportistas de élite terminan con el cuerpo destruido. Esa no es la idea.
El objetivo es un estilo de vida saludable, no romperte en el proceso. No tuve ni un calambre en 11 meses. Ninguna lesión. Y todos los parámetros de salud dentro de rango.
Unas horas después, mi mujer me preguntó: "¿Ya tenés otra carrera en vista?".
Yo solo pensaba en cómo subir las escaleras.
Ahora no es momento de planificar.
Es momento de disfrutar. De descansar. De meditar lo vivido.
Y de dejarte una última idea:
Ojo con lo que imaginas…
No vaya a ser que algún día se haga realidad.
Gracias por acompañarme.

Micu (Semana 2498. Viviendo cada una como si fuera la más importante).

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