Dominá el Tiempo, Dominá tu Vida

En mi infancia cuando viajábamos desde Buenos Aires a Neuquén para visitar a mis tíos, había un tramo de ruta en La Pampa de unos 200 km, en línea recta con paisaje desértico y sin pueblos. Recuerdo que era aburridísimo pasar ese tramo durante dos horas. Incluso sobre el costado de la ruta hay autos con destrucción completa sobre una plataforma, con carteles de advertencia sobre el riesgo de manejar con sueño o cansado. Esas condiciones de la ruta más las del conductor podían ser mortales (por algo la llaman la ruta de la muerte). 

¿Sentiste alguna vez que tu vida es como esa ruta pampeana de 200 kilómetros en línea recta? Monótona, predecible, donde el tiempo se estira como un chicle infinito. Donde los días se suceden sin dejar huella, como ese paisaje desértico que se repite kilómetro tras kilómetro. La mayoría vive así: existiendo sin trascender, consumiendo tiempo en lugar de transformarlo. El problema no es el tiempo en sí, sino cómo lo percibimos y qué hacemos con él.

¿Quién consume a quién?

Pensá en Leonardo Da Vinci. Pasaron más de 500 años desde su muerte, pero su legado sigue vivo, vibrante, inspirador. ¿Por qué? Porque entendió algo que la mayoría no comprende: el tiempo no es solo una línea recta que atravesamos, sino un lienzo en blanco que podemos llenar con arte, ciencia, curiosidad y pasión.

Miles siguen haciendo fila en el Louvre para contemplar la Gioconda. No porque sea perfecta, sino porque contiene algo único: la convergencia de arte, ciencia, observación y misterio. Su legado perdura porque nunca se limitó a una sola disciplina. Fue pintor, ingeniero, anatomista, músico, arquitecto... cada faceta nutriendo a las demás.

Ahora, reflexioná sobre tu vida. ¿Cuántos días recordas realmente? ¿Cuántos momentos fueron tan significativos que los guardas como un tesoro? Si no estás creando hitos memorables, si no estás dejando una marca, estás dejando que el tiempo te consuma en lugar de consumirlo vos. 

El enfoque transformador

La solución es simple, pero poderosa: convertirte en un polímata moderno. No necesitas ser un genio renacentista como Da Vinci, pero sí podés adoptar su enfoque hacia la vida. Esto significa:

1. Entender el tiempo como un recurso creativo: Llenalo de actividades que te apasionen, que te desafíen, que te hagan crecer.

2. Explorar múltiples disciplinas: No te limites a una sola faceta de tu identidad. Sé deportista, artista, escritor, científico, lo que desees. Cada capa que sumes te hará más único.

3. Practicar la observación profunda: mira lo que todos miran, pero ve lo que nadie ve. El verdadero genio reside en los puentes entre disciplinas.

4. Abrazar la experimentación: el fracaso es simplemente información valiosa. El exitoso es un fracasado insistente. 

5. Buscar el estado de flujo: Encontrá esas actividades que te absorben por completo, donde el tiempo desaparece y solo existe el presente.

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El camino a tu singularidad

Te hablo desde mi experiencia a través de la propia transformación. Comencé con el deporte, descubriendo los límites y posibilidades del cuerpo y la mente. Luego, en lugar de rendirme ante el supuesto "rendimiento marginal decreciente", encontré en el triatlón una forma de desafiar esa narrativa.

Paralelamente, redescubrí la pasión por el dibujo y la pintura. Experimenté con carbonilla, pastel, lápiz, tinta, acuarela, acrílico y óleo. Cada técnica me reveló un nuevo lenguaje para expresar una visión única.

Ahora, estoy añadiendo la escritura como otra dimensión de mi. 

Con cada nueva capa añadida, me volví más complejo, más único, más difícil de replicar o sustituir. Pude descubrir algo fundamental: mientras que en algunas actividades físicas puede haber un techo, en el arte y la creatividad el rendimiento es exponencial. Cuanto más tiempo dedicas, más profundo es tu dominio, más singular tu expresión.

El Método Da Vinci

Si queres convertirte en único, como Leonardo reencarnado, acá tenes el método hacia la inmortalidad creativa:

1. Hacé del tiempo tu aliado: Llenalo de hitos, de momentos significativos que te definan.

2. Adoptá la curiosidad como forma de vida: Pregúntate constantemente: ¿Cómo funciona esto? ¿Por qué es así y no de otra manera? ¿Qué pasaría si...?

3. Sé un aprendiz eterno: Explorá nuevas disciplinas, combiná lo que amas y creá algo que solo vos puedas ofrecer al mundo.

4. Abrazá la soledad creativa: Los momentos más fértiles ocurren en el silencio, cuando tu mente puede establecer conexiones inesperadas.

5. Documentá todo: Llevá cuadernos como Leonardo. Anotá ideas, bocetos, observaciones. La memoria es frágil; el papel, tu segundo cerebro.

6. Buscá la excelencia. No se trata de ser perfecto, sino de ser auténtico, de dar lo mejor de vos en cada cosa que hagas.

De ordinario a legendario

Leonardo Da Vinci nunca murió porque vivía en el asombro perpetuo. Entendió cómo trascender. Su verdadero legado no está en las obras que dejó, sino en las mentes que inspiró a crear.

Te invito a dar el primer paso para convertirte en alguien único. Aspirar a ser un Da Vinci puede parecer avasallante, pero sí podes empezar inspirándote en su legado. Dedicá tiempo a aquello que te apasiona, explorá nuevas áreas, y sobre todo, dejá tu marca.

El tiempo es tu lienzo más precioso. No lo desperdicies como en esa monótona ruta pampeana de la existencia ordinaria. Pintá con los colores vibrantes de la curiosidad, la pasión y la experimentación constante. 

Ahora es tu turno. Toma el pincel, las zapatillas de correr o el teclado. Empezá a crear tu propia inmortalidad.

Gracias por leerme y acompañarme.

Micu (semana 2470). Viviendo cada semana como si fuera la más importante.  

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